El reto de introducir al trabajo realizado desde muy diversas perspectivas, enfoques y sobre países tan diferentes en la región latinoamericana no es menor. Hacerlo en una temática tan amplia como la convocatoria al número “desigualdad educativa” agrega mayores dificultades. Por ello, la presentación a este número será muy breve e indicativa de los grandes problemas abordados en los trabajos que se incluyen en este número de la Revista Mexicana de Investigación Educativa, buscando estimular una mirada integradora de la diversidad de enfoques y subtemas involucrados en los trabajos.
La problemática de la desigualdad educacional sin duda ha sido central en las investigaciones sobre los sistemas educativos en todo el mundo. Es claramente un tema “viejo” pero que de forma obstinada mantiene su demanda por atención, análisis y solución. Se trata de un término desgastado, discutido y a veces olvidado, pero que no deja de ser relevante y recurrente en la literatura educativa. Es por ello una problemática que prácticamente todos los que investigamos en educación hemos abordado, con mayor o menor atención, que a todos nos estimula a la formulación de hipótesis alternativas y de políticas orientadas hacia su disminución. Esperamos que este conjunto de artículos específicos de la temática sirvan de estímulo para nuevos trabajos en esta gran área de investigación socioeducativa en Latinoamérica.
Tres grandes preocupaciones ocupan la mirada específica de los trabajos presentados, que suelen ser las que podemos rastrear desde el inicio de los análisis internacionales sobre la temática. Ellos adquieren, sin embargo, en este momento en la región una destacada necesidad de respuestas plausibles, estimulados no sólo por el surgimiento de nuevos sistemas de información sobre la calidad educativa sino también por el interés de contribuir al diseño de políticas educacionales que atiendan al problema de manera sustantiva.
Primero. Es ampliamente reconocido y estimado que la educación es un derecho humano, un bien relevante al desarrollo social y económico. Al mismo tiempo, es también una preocupación común que la ampliación de los sistemas educativos nacionales no ha conducido a las deseables condiciones de igualdad educacional, ni a una en el acceso y distribución de otros bienes sociales.
Segundo. Para el caso latinoamericano, y desde el punto de vista de los sistemas educativos nacionales, el derecho a la educación ha sido atendido como “acceso universal a la escolaridad”. La importante expansión de los sistemas educativos es parte de este fenómeno y las políticas de ampliación del acceso a educación básica son destacables a lo largo de todo el siglo XX. Sin embargo, este creciente acceso no ha sido respaldado por una igualdad en las normas básicas de aprendizaje, sea por problemas de rezago, deserción o, incluso, por el otorgamiento de credenciales que no se corresponden con los objetivos de aprendizaje que representan.
Tercero. Adicionalmente, la formación requerida a la participación social, o estándares educativos de cada sociedad particular, han tendido a elevarse conforme cambiaron las necesidades sociales y productivas, y según se expandieron los respectivos sistemas educativos nacionales, así, desde el reconocimiento de la obligatoriedad de la oferta educativa, hacia el relativo a la atención a la desigualdad en su calidad, hasta el cambio dinámico en los estándares educativos en el contexto de sociedades altamente diferenciadas y, en el algunos casos particularmente desiguales, la problemática de la desigualdad educacional no ha dejado de recibir una atención prioritaria y destacada por parte de los investigadores educativos en nuestra región latinoamericana. Los trabajos que en este número se presentan buscan atender a la problemática analítica de la desigualdad educacional a partir de enfoques diferentes. Desde la mirada descriptiva sobre la distribución de las credenciales educativas, la diferenciación en los sistemas nacionales y entre países, hasta la mirada de la igualdad de oportunidades y opciones de vida en el nivel superior.
El trabajo que inicia la sección temática, de Felipe Martínez Rizo, describe los avances recientes en la igualdad de acceso al sistema educacional mexicano, al tiempo que muestra la desigualdad constante entre las entidades federativas que componen el país. Se trata de una preocupación que, no por conocida, deja de ser relevante.
El trabajo muestra cómo a pesar de las indicaciones de una menor desigualdad, medidas como la disminución en el índice de Gini la permanencia de desigualdades entre estados y al interior de ellos mantienen el problema de acceso y permanencia en la educación básica y media entre las prioridades nacionales. Al mismo tiempo, propone que esas desigualdades son, sin duda, también producto de una diferenciación posible en las calidades de la educación ofrecida.
Es plausible suponer que medidas como el índice de Gini mantengan mejorías en el futuro cercano, ya sea por la naturaleza de la variable de escolaridad o bien por la inercia del crecimiento del sistema educativo. Pero la preocupación de muchos, compartida por el autor, es si esas mejorías tienen una contraparte en una distribución menos inequitativa en términos tanto de las distintas regiones del país como de los resultados educativos en aprendizaje y opciones de acceso a otros bienes sociales, más allá del bien relativo a la credencial educativa. El trabajo de Rubén Cervini analiza esas desigualdades específicas en el aprendizaje que refieren a diversos ámbitos: los regionales o provinciales, los institucionales y los atribuibles a la desigualdad sociocultural entre los individuos que atienden al sistema escolar.
El caso argentino bajo la mirada del enfoque de la reproducción social, y atendido de manera muy pertinente en el análisis empírico, muestra cómo la distribución de credenciales o niveles escolares oculta la diferencial distribución de conocimientos o aprendizajes efectivos.
Es atendible la bien sustentada conclusión del autor, relativa a la inequidad institucional y la importancia de atender a los factores que la producen, con el fin de distinguir las desigualdades que son reflejo de las económicas y culturales de las familias de los estudiantes y las que son producidas en el ámbito institucional de la educación.
El trabajo de Tabaré Fernández atiende a la misma problemática de los determinantes sociales e institucionales de la desigualdad, comparando ahora entre países: Argentina y Uruguay. El enfoque metodológico es distinto al de Cervini, lo que lleva a resaltar la importancia que nuevas bases de información, así como el desarrollo de más sofisticadas técnicas de análisis estadístico como las utilizadas por ambos autores, permitirán hacia adelante plantear análisis más refinados sobre los elementos que contribuyen a sostener y plausiblemente a disminuir la desigualdad en el rendimiento escolar de los estudiantes.
Por último, el artículo de Pedro Flores Crespo analiza la desigualdad desde la perspectiva propuesta por Amartya Sen y la acota al análisis de una Universidad Tecnológica en México. La relevancia del trabajo no sólo radica en la particularidad que representa el análisis del tema para la educación superior cuando la mayor parte de los análisis refieren a la distribución general de credenciales educativas y a los logros de aprendizaje en la educación básica sino, sobre todo, en su impecable uso de la teoría que atiende a la desigualdad desde los logros personales y las libertades obtenidas. Su atención al problema institucional, político y socioeconómico y el contexto en que tiene lugar una oferta educativa diferenciada, como es el caso de la tecnológica en México, constituye a mi juicio una de sus mayores aportaciones.
Sea ésta una invitación al examen de los trabajos que se presentan, más que un resumen para distraerlo. Esperamos que la lectura de los trabajos estimule su comparación, el planteo de nuevas hipótesis y la búsqueda de mejores explicaciones sobre una problemática que, sin duda, habrá de ocupar todavía buena parte de la atención de los investigadores en educación. Confiamos también en que estos y nuevos exámenes permitan plantear mejores vías a la resolución de la problemática en la región latinoamericana.
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