Cita APA
Moriña, A. (2002). El camino hacia la inclusión en España: Una revisión de
las estadísticas de Educación Especial. Revista de educación, 327, pp. 395-414.
La inclusión educativa es un descriptor internacional que tiene su funda- mente ideológico
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde esta Declaración se asume
que los poderes públicos tienen la obligación de garantizar una enseñanza no segregadora,
que se prolongue después en la integración en la sociedad, a todos los alumnos,
independientemente de sus condiciones físicas, sociales o culturales. Una forma de
asegurar una educación menos segrega clora es a través de la reducción de alumnos
escolarizados en emplazamientos especiales y su consecuente incremento en centros
ordinarios. Desde esta perspectiva cabe plantearse numerosos interrogantes a los que este
artículo trata de dar respuesta. A través de la revisión de las estadísticas de educación
especial, hechas públicas por el Ministerio de Educación y Cultura, desde el curso 1995-
96 al 1999-00, se explora el estado actual de la exclusión en España. Paralelamente se
analiza la evolución que ha seguido este proceso.
Los datos de este trabajo han sido extraídos de las estadísticas de educación especial
398 consultadas en la página web del Ministerio de Educación y Cultura, incluidas en el
apartado Educación. A éstas hemos tenido acceso en dos momentos: El primero fue
durante noviembre de 1998 y el segundo a lo largo del mes de agosto de 2000.
Los trabajos previos de Norwich en Inglaterra (1994, 1997) comentados en la
fundamentación teórica han basado este informe. Pero en nuestro caso, la revisión que
presentamos corresponde a los datos oficia- les que el MEC hace públicos anualmente.
Para ello vamos a tener en cuenta cuatro variables: el número de alumnos de educación
especial; el número de centros de educación especial; los centros ordinarios con unidades
de educación especial; y la evolución de las unidades de educación especial. De cada una
de estas variables presentamos las cifras por comunidades autónomas, del curso 1995-96
al 1999-00. Las excepciones en este análisis son dos: Una sería las unidades de educación
especial, a las que no hemos tenido acceso por comunidad y don- de presentamos una
evolución que comienza en el año 1990-91. La otra, los centros ordinarios con unidades
específicas y centros de educación especial de sendos casos, de los cuales desconocemos
los datos correspondientes al curso 1998-99 al existir un vacío en las estadísticas
consultadas.
Plantearnos la exclusión de alumnos del sistema educativo ordinario, entendida como
alumnos que pertenecen al sistema educativo especial, no tiene sentido si no
contemplamos y accedemos a dos tipos de datos: por una parte, la población total de
estudiantes en cada una de las comunidades, y por otra, toda la población educativa
española.
Entonces, ¿Qué criterios hemos tenido en cuenta para calcular esta población?
Además de los datos de la población general, un dato imprescindible sería el referido a
educación especial, ya fueran alumnos, centros, etc. A partir de aquí teníamos que decidir
quién o qué formaba parte de la población total, necesaria para los datos de exclusión,
para lo que concluimos que serían los niveles correspondientes a la Educación
Obligatoria. Es decir, antes de la Reforma Educativa: EGB y posterior a ésta: Primaria y
Secundaria Obligatoria. En ambos casos, incluyendo la educación especial. De esta
manera, los datos de estas estadísticas serían fruto del porcentaje que ocuparía las cifras
de educación especial respecto a la población total.
Nos vamos a centrar en las estadísticas de los Centros de Educación Especial en España
y en las estadísticas de los Centros ordinarios con aulas de Educación Especial:
Estadísticas de los centros e Educación Especial en España
Desde hace varias décadas los centros de educación especial forman parte de los sistemas
educativos nacionales. En los últimos tiempos algunos académicos critican la existencia
de un sistema educativo paralelo (Slee, 2000). Sí es cierto que cuando se reduce el número
de dichos centros, debido a que la población de educación especial es incluida en centros
ordinarios, éste es un factor clave en el camino a la inclusión y se deberían, por tanto,
desarrollar medidas para favorecer esto. También, puesto que los centros y aulas de
educación especial van a continuar existiendo, estamos de acuerdo con Hegarty (1998)
en que habría que enfatizar la creación de un nuevo papel para las escuelas especiales.
Así, habría que buscar fórmulas para aprovechar la experiencia y recursos que han
acumulado. Para este autor la escuela especial en el futuro podría ser una institución con
propósitos múltiples que llevaría a establecer un número mayor de vínculos entre la
escuela especial y la ordinaria. Atendiendo a las estadísticas de la educación española, los
centros específicos de educación especial (499 en todo el país) como muestra la tabla IV
han experimentado un descenso significativo en casi todas las comunidades autónomas.
Navarra (que desde el curso 1995-96 con un 1,52% incrementó su población a 1,74% en
el 1999-00) Castilla y León (de 2,23% en el 1995-96 a 2,28% en el 1999-00) y Castilla la
Mancha (en el 1995-96 1,53% y el 1999-00 a 2,09%) son las tres excepciones. El caso
que más destaca en esta tabla es la Comunidad Valenciana que, de 2,83% centros de
educación especial respecto a la población de todos los centros en el curso 1995-96 pasó
a 0,70% en el 1999-00. En esta tabla Melilla es el único caso en que los centros de
educación especial son inexistentes. Esto nos indica que los alumnos de educación
especial en el punto anterior descritos van a estar matriculados en aulas especiales de
centros ordinarios. A pesar del mencionado decrecimiento de centros específicos, también
habría que resaltar que este hecho se produjo principalmente desde el curso escolar 1995-
96 al 1997-98. Por el contrario, se observa que entre este último año y el 1999-00 se ha
dado un ligero incremento de estos centros respecto a la población total de centros
educativos. Así, en todas las comunidades, excepto Cataluña, Comunidad Valenciana y
País Vasco, se presencia este hecho. Centrándonos en aquellas comunidades que tienen
más centros de educación especial respecto a la población total, se podría considerar que
son Madrid, Ceuta, Cataluña, Aragón y Extremadura. Aquellas con menos serían Melilla,
Comunidad Valenciana, Baleares, Canarias, Andalucía y La Rioja.
De las seis comunidades que encabezan esta clasificación, cuatro coinciden aunque en
orden diferente, Col) la referida al porcentaje de alumnos escolarizados en Educación
especial (tabla II). Éstas son: Madrid, Ceuta, Cataluña y Aragón. Esto es de esperar si
entendemos que a más alumnos de educación especial también en teoría le debe
corresponder o bien, más centros de educación especial, o por el contrario, más aulas
específicas en escuelas ordinarias.
• En el caso de Extremadura, que en el apartado que nos ocupa aparece entre las
comunidades con mayor número de centros de educación especial y en la población de
alumnos de educación especial entre las comunidades con menos (tabla II), nos estaría
indicando que la mayoría de estudiantes considerados de educación especial van a estar
escolarizados en estos centros específicos.
• Lo contrario ocurriría con Melilla. Como ya hemos mencionado, la ausencia de centros
específicos nos puede hacer pensar que el alumnado se encuentra matriculado en aulas de
educación especial de centros ordinarios. Para comprobar estas tres hipótesis previas,
seguidamente vamos a describir las estadísticas de centros ordinarios con aulas de
educación especial.
Estadísticas de los centros ordinarios con aulas de Educación Especial
Las aulas de educación especial en centros ordinarios son consideradas por el MEC como
unidades sustitutorias (cerradas) de centros específicos que se emplazan dentro de centros
ordinarios pero que siguen manteniendo normas, profesorado, currículo, etc. distinto a las
aulas ordinarias. En éstas se ubica, exclusivamente, a los alumnos considerados de
educación especial. Los centros con unidades especiales suponen en nuestro país
alrededor de la mitad de escuelas específicas. Frente a 499 centros de educación especial
existen 264 centros ordinarios con unidades cerradas en el curso escolar 1999-00.
Los datos de la tabla VI difieren en gran medida de los que aparecen en la tabla IV. Así,
en aquélla se da una reducción de centros específicos y en ésta, por el contrario, un
aumento de estas aulas en más de la mitad de las comunidades. Por tanto, desde el curso
1995-96 al 1999-00 hemos detectado cambios en las siguientes comunidades: Asturias
(de 0,23% a 0,84%), Baleares (de 1,18% a 2,51%), Canarias (de 0,1% a 2,33%), Castilla
y León (de 1,3% a 1,33%), Castilla la Mancha (de 0,29% a 0,66%), Cataluña (de 0,11%
a 0,15%), Comunidad Valenciana (de 0,58% a 1,9%), Extremadura (de 0% a 0,15%),
Madrid (de O% a 0,04%), Navarra (de 1,52% a 2,09%) y Melilla (de 12% a 13,04%).
Esta información sugiere que los emplazamientos segregados no han disminuido como
pudiéramos pensar respecto del epígrafe anterior, ya que este descenso se ha compensado
con la creación de nuevas unidades de educación específicas en el sistema educativo
ordinario (tabla VI).Entre las comunidades que han reducido el número de unidades específicas, cabría
destacar a Ceuta, que de contar con un población del 10% en el curso 1995-96, pasa a que
en el 1999-00 desaparezcan los centros ordinarios con unidades cerradas de educación
especial. Esto se podría explicar atendiendo a la reducción de alumnos de educación
especial y a su única ubicación en centros específicos. Todo lo contrario a lo mencionado
en el apartado centros de educación especial. En este caso, las comunidades con más
centros ordinarios con aulas cerradas son Melilla, Andalucía, Canarias, Baleares, Navarra
y País Vasco. Las comunidades con menos centros con esta característica serían Ceuta,
Galicia, Madrid, Extremadura, Cataluña y Murcia.Después de estos comentarios, creemos que contamos con la suficiente información como
para dar respuesta a las hipótesis que nos habíamos planteado en el epígrafe anterior: • La
clasificación de centros ordinarios con aulas cerradas difiere bastante de la ofrecida en la
tabla IV. Así, comunidades como Madrid, Cataluña, Extremadura y Ceuta que en aquélla
ocupaban las primeras posiciones, en ésta se encuentran entre las últimas. Por el contrario,
Melilla, Andalucía, Canarias y Baleares que en ésta aparecen en las primeras posiciones,
en la clasificación de centros específicos se situaban entre las regiones con menores
porcentajes
• En el caso de Extremadura, se confirma que la mayoría de los estudiantes de educación
especial están emplazados en centros específicos, ya que en el curso 1999-00 el porcentaje
de centros ordinarios con aulas específicas es de 0,15%. Pero además, esta circunstancia
se va a repetir en comunidades como Aragón, Asturias, Cantabria, Cataluña, Galicia,
Madrid, Murcia y Ceuta. Todas ellas con porcentajes inferiores al 1% de la población y
en muchos casos sin contar con centros ordinarios con aulas de educación especial.
• Melilla es la ciudad autónoma donde la población de centros ordinarios con aulas
cerradas es mayor. Esta alcanza en el año 1999-00 el 13,04% de la población. Así, este
dato nos corrobora que todos los alumnos de educación especial se encuentran
matriculados en estos centros y no hay ninguno en centros específicos.
Conclusiones
- Proceso de descenso de centros específicos y aumento de centros ordinarios con
aulas de educación especial: Las estadísticas del MEC confirman que se ha
producido una disminución de centros específicos en la mayoría de las regiones y
un crecimiento de centros ordinarios con aulas de educación especial. Aragón,
Asturias, Cantabria, Extremadura, Galicia, Madrid, Navarra, Murcia y Ceuta,
tienen la mayoría de estudiantes de educación especial matriculados en centros
específicos. A diferencia de Melilla, que es el único caso donde todos los alumnos
permanecen en aulas de educación especial de centros ordinarios. Sin desestimar
estos resultados, otra cuestión que la política educativa española debería impulsar,
ya que estos emplazamientos segregados van a continuar existiendo, es la
reorientación de los mismos, para 'aprovechar la experiencia y recursos adquiridos
durante años, en beneficio de todos los alumnos.
- Reducción de la exclusión escolar: Las cifras de alumnos de educación especial
evidencian una disminución considerable de alumnos escolarizados en
emplazamientos segregados. De los 101.617 estudiantes que existían en el curso
1997-88 se ha pasado a 27.160 en el 1999-00, lo cual denota que ha ocurrido un
significativo descenso durante todos estos años, claramente influido por las
políticas adoptadas desde el Ministerio y las diferentes Autónomas. Aunque es un
hecho prometedor para el proceso de inclusión en España, aún en las regulaciones
gubernamentales no aparecen medidas que eliminen completamente la exclusión.
Se hace necesaria una legislación que garantice una educación no segregadora en
términos de asegurar una educación de calidad y en equidad para todos los
alumnos. Por paradójico que pueda parecer, el MEC no contabiliza como alumnos
de educación a aquellos diagnosticados en los centros ordinarios con NEE, sino
que exclusivamente entiende la población de educación especial como a los
alumnos escolarizados en unidades especiales. Esta circunstancia nos impide
conocer cuántos alumnos reciben algún tipo de apoyo o educación especial y sóki
nos informa de un descenso espectacular de alumnos escolarizados en centros y
aulas especiales. Respecto a aquellas regiones españolas con menor presencia de
alumnos de educación especial serían Melilla, Navarra, La Rioja, Extremadura,
Castilla La Mancha y Murcia. Por el contrario, las comunidades con mayor
número son Cataluña, Madrid, Ceuta, Aragón, Asturias y País Vasco. Estos
hallazgos nos indican que se deberían revisar las políticas regionales, prácticas e
ideologías de estas comunidades con mayores porcentajes de exclusión para
comprender por qué existen tales diferencias y tratar de iniciar procesos para
disminuir estos índices.
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