miércoles, 15 de marzo de 2023

La extraedad como factor de segregación y exclusión escolar.

1.      Palabras claves

extraedad, normal-anormal, escuela, segregación, exclusión.

2.      Resumen

Esta investigación surgió del interés por comprender la situación de extraedad escolar en la Educación Básica en el municipio Pampanito del estado Trujillo. La extraedad es un problema educativo que trasciende al simple desfase entre la edad escolar institucionalizada y la edad cronológica en un estudiante escolarizado, aparece como fenómeno asociado a la repitencia escolar y al ingreso tardío al sistema escolar, sin embargo, en su seno alberga y cohabita el efecto más devastador de nuestro sistema educativo: la segregación y la exclusión escolar. En correspondencia con este propósito se adoptó la etnografía como marco metodológico para orientar la recolección y tratamiento del material empírico, que permite describir e interpretar la cultura escolar en un escenario particular.

A manera de conclusión afirmamos que la práctica pedagógica al ser concebida a partir de la noción del espacio escolar como un todo funcional, armónico y homogeneizador; clasifica aquellos comportamientos escolares que no responden a las exigencias de ese todo. En torno a esas prácticas clasificatorias, el aula emerge como un espacio escindido, donde los comportamientos escolares son marcados como «normales» o «anormales»; en consecuencia, esas divisiones y objetivaciones se llevan a cabo tanto en el interior del sujeto como entre el sujeto y los demás.

3.      Conclusiones

En cuanto a los discursos de los maestros, nos atrevemos a afirmar que cuando un maestro califica al niño como «deficiente», lento, falto de atención, hiperactivo, en cierto modo se está apoyando en el discurso de la psicopedagogía. No obstante, uno se pregunta: ¿qué les da vida a estos discursos y prácticas escolares, qué los hace tan cotidianos? ¿cuáles son los objetos que el discurso pone de manifiesto? Son los objetos que enganchan al fracaso escolar. Presumimos que en el maestro y en la escuela subyace la idea del aula como un microsistema dentro del espectro escolar que tiene como función homogeneizar, por tanto, sobresale la norma para mirar los comportamientos escolares como una imagen dispuesta al revés, pues se resaltan los comportamientos «deficientes», en tanto no responden a la función del sistema social del aula. Como el sistema no está programado para atender las diferencias, se procede a calificar como anormales ciertos comportamientos. 

Con esos discursos se intenta justificar el fracaso escolar, hacerlo aparecer como un rasgo individual de entera responsabilidad del niño o adolescente. Estas nociones permiten constituir un doblete psicológico y ético del fracaso escolar. Hace de esa situación una irregularidad con respecto a una serie de reglas que pueden ser fisiológicas, psicológicas o morales. Además, tienen como función denunciar aquello contra lo cual aparece lo normal, son calificaciones morales, además son reglas éticas.

Alrededor del niño, niña o adolescente en situación de extraedad escolar gira una serie de estigmatizaciones, sin que haya que utilizar previamente el poder de normalización que la escuela posee como aparato de corrección o de ortopedia recuperativa en la situación de enseñanza y aprendizaje. La escuela puede reconocer las diferencias, no obstante, las trata como deficiencias pero no está obligada a dar evidencias de ellas y lo hace no para corregirlas sino para someterlas al perverso juego entre la inclusión y la exclusión escolar.

Parte de esas descripciones son construcciones que se hacen en ausencia de una práctica pedagógica reflexiva. En razón de ello, la formación docente debe encaminarse hacia una reflexión teórica que permita al maestro o docente situar el lugar desde donde se explican determinadas situaciones educativas, entre ellas la categoría de lo «normal» y lo «patológico» en el ámbito educativo. Con base en estas argumentaciones, no pensamos que todos los niños y adolescentes en situación de extraedad escolar en el contexto escolares descrito deban ser objeto de aplicación de pedagogías recuperativas, puesto que implícitamente los estaríamos calificando como anormales; sería más interesante repensar su escuela, sus maestros, sus familias.

En este sentido, nos atrevemos a plantear como alternativas que la formación docente debe estar acompañada por una exigencia ética y práctico- reflexiva, que prevalezca por sobre la formación para lo instrumental. En consecuencia, la universidad como institución formadora de docentes deberá generar espacios de convivencia semejantes a los que éste ha de construir para sus alumnos, resaltando la reflexión sobre su propia forma de relacionarse y la aceptación del «otro», como ser legítimo y distinto. El maestro puede contribuir a la formación de sus alumnos si vive su tarea educacional desde su hacer y desde su libertad para reflexionar y respetarse a mismo. Así, todo ejercicio del hacer pedagógico debe estar acompañado de una acción y formación permanente.

Cita APA

Ruiz Morón, D., & Pachano, L. (2006). La extraedad como factor de segregación y exclusión escolar. Revista de Pedagogía, 27(78), 33-69.


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